Estamos abandonando la época que se caracteriza por la política transgresora, es decir, aquella que se identifica con el quebrantamiento de las reglas sobre su cumplimiento.
La política disruptiva es lo que viene, y es la que va a imponerse por sobre la política transgresora, que va quedar en el pasado.
Que es la política de la disrupción, es todo aquello que produce una ruptura en el desarrollo de la actividad de un país, propiciando una renovación en la mentalidad de la población para dirigirla hacia una mejor calidad de vida, reinventándose en forma positiva y produciendo con creatividad, la innovación que emprenda un nuevo acuerdo social aceptado por el conjunto, mediante un modelo omnicomprensivo, que implique el cumplimiento de las reglas establecidas a través de una puesta de valor alternativa, cuyo objetivo estratégico sea sostenible y sustentable en el tiempo en forma definitiva, que vaya resolviendo los problemas de manera efectiva, facilitando las actividades interactivamente, desarrollando sistemas automatizados con la ayuda de la tecnología digital y la inteligencia artificial, conducida por la inteligencia humana, sembrando el pensamiento disruptivo, contrapuesto al pensamiento transgresor que desafió el statu quo, ya superado.
La política disruptiva buscara nuevas conexiones que tiendan a mantener el equilibrio y mejorando lo existente e incluyendo a todos los actores mancomunadamente comprometidos, compartiendo la administración de la cosa pública.
Como lo predica el prestigioso neurocientifico argentino, Facundo Manes, parafreaseandolo a el, podemos advisorar que se desarrollaran habilidades nuevas, que se afirmen en la resiliencia, el pensamiento crítico, la empatía, y el trabajo en equipo.
Los robots no reemplazaran con inteligencia artificial a la inteligencia humana, ya que ellos no pueden reproducir la consciencia, pero si facilitaran el desarrollo de las habilidades nuevas, en un ámbito multidisciplinario, que imponga seguir aprendiendo y educarse con un propósito, movilizando recursos, lo que producirá una sinergia singular, entre las computadoras y los humanos, quizá con la implantación de nanorobots en el cerebro, a quienes especialmente hoy están transitando en la nueva segunda adolescencia, entre los 60 y 95 años de edad.
Nos reinventaremos sin pensar en jubilarnos, con una nueva mentalidad, por una mejor calidad de vida para esta y las futuras generaciones, poniendo a cargo de la dirección del estado, a la generación del siglo XXI, bajo el mentorado de aquellos que en la generación anterior, no participaron en la política publica.
El autor de la nota es Jorge Leonardo Frank abogado penalista, Director del Diario Legitima Defensa.