El Sábado 12 junio de 1999, se llevó a cabo en las instalaciones de la Junta Vecinal N° 13, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, sita en el Barrio de Belgrano, un simulacro de juicio público contra el Estado, acusado de ineficiente en materia de seguridad por no atender debidamente los problemas de la violencia cotidiana.
Paradójicamente y en contra de cualquier previsión, los jóvenes de aproximadamente 16 años de edad, pertenecientes a la Comunidad Bet-El, que organizaron el debate, ya sea jugando el rol de Fiscales, como Defensores o Jurados, llegaron a la conclusión final por amplia mayoria, de absolución al Estado, porque entendieron honestamente que debian asumir su responsabilidad con un gran sentido común, que el mismo no era única y exactamente culpable de todos los males que padece la sociedad, en especial el de la violencia.
Créase o no -habia que haberlo visto- esos chicos no proclamaron la inocencia lisa y llana del Estado, aunque lo absolvieron, porque sintieron legitimamente y asi lo expresaron, que la obligación de combatir la violencia y sobre todo la juvenil, debe ser compartida por todos, y está en nosotros mismos -por ellos, dijeron- comenzar a eliminar todo atisbo de violencia que pueda generarse tanto intrinsecamente en cuanto a la tolerancia se refiere, como extrinsecamente como la que se recibe por ejemplo a través de los medios de comunicación y en determinados programas o filmes que se pasan por televisión.
Querido lector, permitame decirle que me senti orgulloso de esos jóvenes argentinos, que un Sábado por la tarde cuando se hace una pausa tanto para el trabajo como para el estudio, ellos nos dieran una lección ejemplarizadora y saludable del pensamiento que prevalece seguramente en la mayoria de nosotros, aunque lo que normalmente trascienda sea la obra negativa que producen una infima porción que representa a la otra parte.
Está claro, que la seguridad es una responsabilidad de todos, y que cada uno aún en su fuero íntimo tiene que proceder en consecuencia colaborando de una manera positiva e ineludible para combatir la violencia y perseguir el objetivo de erradicarla o acotarla al minimo nivel en nuestra sociedad de manera permanente.
Hasta la próxima, los saluda con afecto,
El Director.
Fuente: Nota Editorial, pagina 02, Diario Legitima Defensa nº11, Junio 1999. Ciudad Autonoma de Buenos Aires.