El modelo Suizo de Servicio Militar con tiro deportivo, deporte, festivales y entrenamiento: El “Shützenfest”
Supongamos que paseando por la calle Florida en Buenos Aires, nos cruzamos con un joven vestido de traje con un portafolio en una mano – y un fusil FAL 7.62 al hombro con la naturalidad con que se lleva un paraguas: sería, al menos, asombroso. Siguiendo el paseo, un tanto ansiosos ya, observamos un grupo de jóvenes en una confitería con las mismas armas apoyadas con indiferencia alrededor de su mesa, y otros tanto entre la muchedumbre tomando trenes en Retiro…sería más que preocupante.
Como la mayoría de las sociedades en el mundo, en tiempos de paz y en ausencia de amenaza externa vemos la portación de abierta de las armas de dotación militar propia de las fuerzas armadas, de uniforme y en sus tareas específicas.
En casi todo el mundo menos en Suiza, que parece ser una excepción. “Excepción” no es del todo cierto, pues los civiles que se ven diariamente portando, en este probablemente fusiles o Sturmgewehr SIG Stgw 57 ó 90 en 7.5 y 5.6 mmm, durante sus quehaceres cotidianos son las fuerzas armadas: salvo un pequeño cuerpo de mando, instructores y especialistas, su defensa depende de sus ciudadanos. Desde los dieciocho años, todos los ciudadanos varones sin impedimento físico están obligados a enrolarse, para cumplir servicio entre los veinte y los cuarenta y ocho años – o abonar un impuesto. Desde su entrenamiento inicial en adelante (con actualizaciones periódicas) deben guardar armas, municiones, uniformes, y equipos en sus casas: por eso es frecuente verlos en tránsito entre los polígonos y los cuarteles. Hay un numero considerable de mujeres en servicio, para quienes el enrolamiento es voluntario. Esta milicia incluye suboficiales y oficiales, de todos los grados y ambos sexos.
Suiza tiene unos siete millones de habitantes, amontonados en poco mas de cuarenta mil kilómetros cuadrados – cabe dentro de la mayoría de nuestras provincias, con el terreno alpino casi tan vertical como horizontal, su población esta distribuida en valles y bolsillos entre los riscos nevados. Estos poblados separados por escasos kilómetros pero aislados por las montañas y pasos difíciles (intransitables en los inviernos rigurosos) evolucionaron en forma más o menos autárquica, formando “cantones” que mas que provincias se desarrollaron como países en derecho propio.
Suiza – la Confederación Helvética – es un federación de estos cantones. Actualmente son veinticuatro a la vez en cuatro grupos lingüísticos: Alemán, Francés, Italiano y Romansh (un pequeño resabio del imperio romano), y dentro de éstos cada región tiene su dialecto particular.
Tanto las comunidades como sus ciudadanos defienden con ferocidad su independencia y ven con gran recelo cualquier acto de gobierno que pueda afectar su libertad individual. Absolutamente todo, desde lo mas frívolo como renovar una plaza hasta lo mas grave como la misma secesión de un cantón de la Confederación debe ser decidido por consenso popular, y luego cumplido a rajatabla. La Confederación a su vez mantiene la misma actitud hacia demás naciones. Su neutralidad ante los conflictos mundiales es ya proverbial, evita suscribir a la mayoría de los tratados de alianza internacional (aun la Unión Europea), pero cualquier incursión sobre alguno de sus cantones seria repelido, por todas en conjunto, en última instancia por la fuerza: este fue el punto central del tratado entre los primeros tres cantones que se comprometieron hace poco más de siete siglos. Los “hombres libres” de las comunidades Uri, Schwyz y Nidwald, asediados por el poder de la familia Habsburgo del Imperio Austriaco juraron una “Liga Externa” para defensa mutua.
Posteriormente, de a poco y tras siglos de enfrentamientos (frecuentemente sangrientos), se sumaron los demás cantones en los mismos términos.
“Defensa mutua” y “hombres libres”…estos son los conceptos claves de su estructura social. No solo del sistema de milicia, sino además son ejes de la formación ciudadana, y se inculca a cada generación integrando la obligación cívica con el deporte, haciendo el tiro al blanco uno de sus deportes más populares.
La mayoría de estos “ciudadanos soldados” son muy conscientes de sus responsabilidades castrenses; mantienen su equipo impecable y acuden con puntualidad y perseverancia a sus entrenamientos militares y sus prácticas de tiro, pero junto con gran parte de la ciudadanía “fuera de servicio” (mayores y menores de edad, mujeres que no han optado por enrolarse, aún minusválidos, participan individualmente o en equipos, de torneos). Muchos padres inician a sus hijos en el tiro deportivo desde edad muy temprana, y es motivo de gran orgullo familiar que se destaque alguno de sus miembros.
El calendario de eventos es tupido, todos los fin de semana y especialmente, los feriados, hay alguno en cada canton. Cada pueblo tiene al menos un club de tiro, las ciudades varias, y no se pueden viajar gran distancia por tren o ruta sin pasar por algún polígono. Como hay prácticamente llanuras, el tiro con fusil es a 300 metros, ya que distancias mayores con vista al blanco son escasos. El espacio es tan apretado que muchos “polígonos” ó ¿campos de tiro? tienen la pedana elevada en un lado de un valle y los blancos en los flancos de un cerro del otro lado…¡hasta por arriba de las autopistas, se tira tranquilamente por encima del trafico que circula a un centener de metro abajo! (caso del Mesocco, en la parte italiana, cerca de Lugano en el cantón Ticino).
Imaginemos ahora una visita a Suiza. Nuestro anfitrión, un amigo que conoce nuestra afición a las armas, nos invita a uno de estos clubes de tiro. Con estos antecedentes de obligación civica y militar seria lógico esperar encontrar personas serias, aplicándose gravemente y sin humor en sus deberes. Seguramente hay algun club no lejos de nuestro hospedaje. Elijamos algun de semana cerca de una de sus fechas patrias. Tienen muchas, tanto nacionales como propias de cada canton. El primero de agosto conmemora la Primera Liga de Tres en 1291, comienzo de la Confederación ya mencionada, y es la mas celebrada.
Habra carteles por todas las rutas indicando el camino a algun torneo, pero de todas maneras no nos podremos equivocar: primero centenares de autos estacionados, luego banderas de todos los colores, representando los cantones y distintos clubes participando en ese lugar. Toldos, carpas, y una marquesina rodean el edificio del club. Ofrecen refrescos y comida, cerveza, vino del lugar, gaseosas, salchichas y plantos regionales. Hay bandas de pueblos cercanos turnándose con música típica. El colorido y bullicio recuerdan a un festival, y es precisamente esto: un Schützenfest “Festival de Tiro”. Cualquier indicio de disciplina de cuartel se evapora. ¡Esta generación se divierte!
Tenemos mucha suerte: nuestros amigos nos han invitado a participar. Su propio Feldschützen (agrupación de tiro) tiene una vacante en su equipo. Esperamos nuestro evento, en la línea de rifle de 300 metros.
Hacemos tiempo (dejamos la cerveza o vino para después, ya que vamos a participar). La galería principal se enfrenta a los blancos al otro lado de un valle, la montaña se hace de parabalas. Es un club permanente (algunos eventos que celebran hechos históricos se realizan en campos improvisados en los sitios de los mismos hechos como batallas por ejemplo), y esta cerrado por un muro bajo. En un costado hay un polígono para arma corta, 25 y 50 metros, predominan pistolas del 22 pero también SIG P220 en 9 mm (también dotación militar) y prácticamente toda pistola y revolver imaginable. El club también ofrece un sector de avancarga y armas históricas. Tiro Práctico, también popular, se tirara en otro fecha.
Nos toca el turno. En este concurso, nos explican, es para rifle convencional pero sin restricción (otras serian para arma militar). Nuestro amigo nos ofrece elegir de su colección. Como es aficionado tiene una variedad impresionante (la tenencia, aun de armas automáticas, es sin restricciones) ¡Hasta una carabina Mauser Argentino 1908 7.65 impecable con los punzones del Ejercito Argentino!. Es obligatorio disparar toda la munición dentro de los diez años de la fecha de su estampa de culote (disposición general), así que no hay para el Mauser. Lastima…pero si tenemos algo familiar: un FAL, FN Belga, pero idéntico a nuestro 7.62. Lo seleccionamos. Nuestro compañero usara su Stgw 90, un arma muy precisa con un bipode. Otros compiten con fusiles a cerrojo. Nos dan una tarjeta cada uno con la guía de nuestros blancos, y ya en la galería, todo es seriedad y concentración. El publico detrás, cada equipo con su barra, habla en voz baja y calla al momento de tirar.
Los blancos en ocho grupos de seis son los convecionales de 300 metros pero la puntuación es 5 para el centro, cuatro, tres y sucesivamente. Se permiten dos tiros de practica y tres series, cuatro tiros de un minuto y luego dos de seis tiros en dos minutos cada uno. Es una de las tantas variantes usadas, y normalmente se ejercitan en las tres posiciones: parado, de rodilla y cuerpo a tierra (con bipode y apoyo). Después de los tiros de practica, y luego de cada serie, se ordena poner las armas en seguro y acostarlas: chicos voluntarios de las escuelas, salen de las fosas y marcan los blancos. Muchas galerías actualmente tienen sistemas automáticos, donde nuna pantalla de video al lado del tirador muestra el blanco y los impactos. Abundan los patrocinadores comerciales: en las camisetas de los chicos marcadores y en carteles publicitarios, discretos, alrededor de la galería y sus dependencias.
Como estamos imaginando esto, digamos que no defraudamos nuestro equipo y de los cincuenta posibles hicimos treinta, pero eso si, en un grupo bastante chico (¡!).
La entrega de premios culmina la parte más formal de la jornada. Se cierran los polígonos y hay discursos (que no entendemos pero nos dice nuestro anfitrión que se dan las bienvenidas de rigor, se rinde tributo a la fecha, se agradece a los participantes, a los patrocinadores y por sobretodo a los colaboradores voluntarios en la organización del evento. Cuando vemos la gran cantidad de concurrentes, todos juntos ahora (y eso que algunas ya se habran retirado), apreciamos el esfuerzo de estos últimos.
Los premios siguen: a equipos e individuos, categorías mayores, menores – un grupo de 17 a 19 años, “pre servicio” ha tirado también con fusil de asalto, otros menores con carabina .22. Hasta hace unos años hombres y mujeres tenían categorías separadas pero ahora tiran juntos.
Hay premios para armas de puño en sus distintas modalidades. Finalmente, para nuestro alivio y con los aplausos de regla, termina la parte ceremonial. Vemos que continua la fiesta en la marquesina de refrescos, los stands de comidas y bebidas, y nos podemos desquitar disfrutando del buen vino y cerveza, comida regional y especialmente, la buena compañía (a pesar del idioma. La fraternidad de tiradores es universal).
Tanto para los participantes como familias y espectadores, estos torneos de tiro al blanco son ocasiones eminentemente deportivas. A pesar de su asociación con el entrenamiento militar y el sistema de defensa nadie piensa en su aspecto bélico, en amedrentar un enemigo o matar y herir. El objetivo es lograr perforar esos redondeles de papel de manera mas efectiva posible entre si, para otros el medirse con uno mismo.
Pero quizá los mas importante, especialmente en los festivales – las reuniones de tiro y todo su ambiente son un tributo a una tradición muy antigua en la cual se arraigan los valores propios del pueblo, una especia de “reafirmación” de su carácter de personas libres y mutuamente responsables.
Este concepto de igualitarismo libre y a la vez de obligación reciproca es en general el ideal al fondo de todos los estados modernos. Aun las dictaduras y tiranías pretenden que su tenencia del poder es para bien de su gente (este o no equivocados). Ningún déspota en el último siglo ha proclamado públicamente que se ha apoderado del pueblo con el único propósito de favorecer sus propios intereses exclusivamente. No obstante, es fácil olvidarnos de que no ha sido siempre asi, y que las jerarquías en una época no tan lejana eran absolutas, su autoridad inapelable.
El fenómeno Suizo se distingue por antigüedad “republicana” – setecientos años de ventaja sobre el resto de Europa y mucho mas esquivando la autoridad impuesta. Es una historia de armas.
*Fuente: Diario Legítima Defensa, edición impresa número 3, página 7. Impreso en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Octubre de 1998.