La masacre por adolescentes en una escuela de Colorado, EE.UU. en 1999
Washington, Mayo 5 (Reuters)
Con la memoria de la masacre en Littleton Colorado fresco en las mentes del pueblo Americano, el Senado de los Estados Unidos considerara varias medidas de control de armas en su consideracion de las nuevas reformas al codigo juvenil.
NRA (Anuncio 7 Marzo)
La administracion Clinton-Gore presentarán sus propuestas al Congreso. Estas incluyen:
- Hacer responsable a los adultos por delitos de sus menores.
- Limitar la adquicision lícita de armas a una por mes.
- Restringir la venta de armas en las exposiciones.
- Prohibir la importación de cargadores de mas de diez cartuchos de capacidad.
- Reinsturar el “período de espera” (un lapso para averiguacion de antecedentes etc) en las compras de armas.
- Requerir averiguacion del historial y antecedentes de compradores de armas y posiblemente un «período de espera para pólvoras».
En la escuela secundaria de Columbine, Littleton (cerca de Denver, Colorado) dos adolescentes, Dylan Klebold (17) y Eric Harris (18) perpetraron un ataque con armas y bombas caseras terminando con la vida de 12 estudiantes y un maestro y finalmente, ellos mismos. Los equipos SWAT de la policía actuaron con eficacia y hasta heroísmo, pero demasiado tarde. El armamento de los chicos no fue muy sofisticado y era todo ilícito dentro de las leyes federales y estatales vigentes.
Inicialmente la reacción (dentro de la conmoción natural) fue bastante medida: ¿Que llevaría a chicos de una comunidad próspera, sin mayores conflictos económicos, religioos o raciales a semejante barbaridad?. La atención cayo sobre el medio familiar – o su ausencia. Trascendió que los elementos que usarían habían estado a la vista de todos: caños de escopeta recortados, componentes de bombas… hasta uno de ellos llevaba una agenda diaria, con sus planes e intenciones. Además se jactaban de ello ante quienes estuviesen dispuestos a escucharlos: No muchos, pues pertenecían a “La Mafia de los Perramus”; un pequeño grupo de marginados que acostumbran vestir perramus negros con charreteras, llevar maquillaje de vampiros y pintarse svásticas nazis… aparentemente tolerado por sus padres y las autoridades (¿?) del colegio. Se observó que la fecha elegida, 20 de Abril, fue el aniversario del nacimiento de Hitler.
Se vio el comienzo de una autocrítica en la sociedad estadounidense y sus valores – ¡Otra vez! Suspiraron muchos: En Octubre de 1997 un asesino de 16 años mató a su madre y baleó a nueve compañeros (dos fatalmente) de su colegio en Perl, Mississippi. Diciembre del mismo año un colegial de 14 mató a tres compañeros e hirió a cinco en su colegio de West Paduca, Knetuchy; y Marzo del año pasado fue la matanza de Jonesboro, dos primos de 11 y 13 mataron a su maestra y tres niñas de su escuela. Al mes siguiente en un baile de colegio en Edinboro, Pennsylvania, un profesor fue muerto (posiblemente) por un alumno y en Mayo de este año en Springfield, Oregon, un varón de 15 mató a sus dos padres y luego abrió fuego sobre sus ex-compañeros del colegio del cual había sido expulsado, asesinado a dos e hiriendo a veinte.
La masacre de Colorado pudo haber derivado entonces un debate de temas de fondo evidentemente muy postergado. El Presidente Clinton acompañado por Janet Reno pidió al principio mesura y reflexión. La NRA que tenía ya programado su Reunion General Ordinaria a pocos días de la tragedia – en la ciudad vecina de Denver canceló la exhibición de armas y el ciclo de conferencias que acompañaba generalmente este evento (provocando la ira y la renuncia de varios de sus socios mas radicales). Se estaba en general de acuerdo que “las armas” eran tan solo el instrumento y no la causa del disloque en estos jóvenes… y puede ser que en recintos ya fuera de la vista del público esta corriente saludable continúe: Ya a la semana los ‘mercaderes de relaciones públicas’ coparon el tema. Con elecciones presidenciales en el 2000, el valor de aprovechar las heridas fue al parecer irresistible. Ya hay delante de las legislaturas mas leyes, mas clamor por limitaciones – prohibiendo lo ya prohibido y resucitando proyectos de ley ya rechazados por inecesarios o inefectivos…
Lawrie Kavanagh es un periodista en Australia quien luego de la matanza de Oregon condensó lo que debería ser el centro de discusión en este tema de violencia juvenil en una nota “Las Estrellas Deben Oponerse a la Violencia”: En Brisbane, tan lejos de Oregon como Buenos Aires, advirtió “…llegará a ser un esfuerzo verdaderamente internacional, detener esta marea, pues en todas aquellas naciones que suscriben a la ‘Cultura Occidental’ la llamada industria del entretenimiento esta usurpando la responsabilidad por la enseñanza de valores morales en nuestros adolescentes… y solo es cuestión de tiempo hasta que algún mocoso extraviado siente la necesidad de venganza pública o hambre… por un poco de atención hasta que se vuelque sangre en los patios de escuelas fuera de los Estados Unidos…”. No es la prohibición de armas de fuego lo que soluciona el problema. No es la solución de ningún problema del crimen. Lo que se debe encontrar es como desactivar lo que hay en la mente detrás del dedo que aprieta el gatillo.
Desde nuestro lado, podemos observar complacientes que en casi todos los casos, los ‘asesinos en masa’ – uno o unas pocas personas que metódicamente inician una matanza indiscriminada – aparecen como fenómeno propio de los países anglo-sajones. A pocos días de la matanza de Littleton, en el colegio de Taber, Alberta, Canadá un adolescente (14) tambien vestido en un perramus oscuro, entró a los tiros a su colegio matando a dos. Obviamente un caso de ‘copia’, pero Canadá, Australia y Gran Bretaña tienen leyes de armas ajustadas por haber tenido que enfrentar esta clase de homicidio. No obstante, estos países tienen algo más en común que su idioma y su fondo cultural y religioso: Son a la vez los primeros en acceder a esta industria del entretenimiento, de estar adelantados en una generación a la ‘usurpacion de las obligaciones de padres y maestros’ en mantener los valores que consideramos ‘tradicionales’.
Estos valores incluyen cosas tan sencillas como un respeto saludable hacia la vida y propiedad del prójimo. Seguramente el 99 por ciento de los padres están decididos a inculcar estos valores pero tienen un competidor formidable en los distintos formatos de la tecnología tanto en película, video o juego de computadora cuyo contenido puede ser enfermizo tanto como no serlo.
No se puede sostener que toda la industria esté dedicada a distorsionar las mentes juveniles. Sus propios protagonistas son al fin y al cabo, padres tambien. El problema es que se ha encontrado que la violencia en pantalla es muy buena mercadería. El margen de ganancias viene por lo general antes de la moral pública, se frivoliza el homicidio, el daño y la integridad ajena.
Un dato adicional referente a los videojuegos ‘de combate’, para psicólogos de las escuelas mas técnicas: no solo son interactivas donde el participante es protagonista (o sea no es Schwarzenegger ni Bruce Wills, es él mismo reforzando la identificación) y que, para ahorrar memoria en las computadoras los “cadaveres” liquidados caen… y desaparecen de escena. Es muy posible que en los casos de los chicos mas jovenes (los de Jonesboro por ejemplo de 11 y 13) realmente esperaban que luego de la masacre, con insertar otra ‘moneda’ sus víctimas aparecerían de nuevo – algunos comentarios de las reacciones de los chicos poco despues de los acontecimientos parecen indicar que sí.
Tampoco se puede condenar a toda la violencia del espectáculo – se recuerda los reparos que hubo en su momento de las escenas de la ‘bruja mala’ madre de la Bella Durmiente, cuando se mostro este, el primer largometraje de Disney. Will Wright, sociólogo, en su estudio “Sixguns and Society” hace un estudio estructural de las películas del oeste y su desarrollo: desde los primeros de 1931 hasta pasando por “Butch Cassidy” demuestra como éstas evolucionan con los valores sociales, tendiendo a crear ‘mitos’ (hace referencia a la antropología de Levi Strauss y Malinowski) que consolidan los valores aceptados. Las películas y la mayoría de las series tienden a este patrón en general. Si los menores ya tienen una escala de valores, pueden encontrar en ellas resfuerzos, confirmaciones y aún de haber contradicciones que les provocan un debate saludable.
El problema a que se refería Lawrie Kavanagh es cuando falta el ingrediente del padre o tutor – algun aporte de elementos de juicio entre bueno y malo – siquiera de su entorno de pares, pues si todos sus compañeros estan en la misma situación y no hay ningún otra ‘entrada’ la ‘industria del entretenimiento’ habá usurpado efectivamente el desarrollo de los chicos.
Decimos con frecuencia que “el alcohol y la pólvora no se deben mezclar” (dejemos de lado que “tiene un gusto horrible”), a ningún ebrio se le debe confiar un arma si no se quiere una probabilidad alta de un accidente. Más sutil es lo de la “educacion y las armas” y su mezcla con la violencia mediatica.
Si se maneja bien, instruyendo la responsabilidad no solo en la mecánica de la manipulación de las armas, sino en el cargo cívico que acarrea su tenencia en todo momento, en uso o guardadas, se logrará no solo evitar criar ‘mocosos extraviados con resentimientos y sed de venganza’ sino que se hará un aporte valioso a formar ciudadanos mas dignos, con un sentido agudizado de respeto hacia el prójimo.
La NRA canceló la mayor parte de los festejos planeados para su asamblea en Denver, salvo la reunión ordinaria mandada por su estatutos y una conferencia de prensa. Ya para ese momento se había perdido gran parte de la mesura que fue la secuela imediata de la tragedia. Se intentaba acumular ‘capital político’ como si fuera un juego de “Estanciero”, cada anuncio un tiro de dados y recuento de billetes. Es significativo que el Presidente actual de la NRA, el legendario “Moises” Charlton Heston protagonista de tantas películas (violentas si se quiere) dio el discurso mas claro – Habló de una “Guerra Cultural” en el cual los valores tradicionales se ven enfrentados a la erosion mediática a que ya nos referimos.
Kavanagh termina su artículo “Las Estrellas (de películas se entiende) Deben Oponerse a la Violencia” con otra cita: “…si todos están de acuerdo que la televisón tiene una eficacia sin par en la venta de mercadería, servicios, cultura, música, política y modas – ¿por que dice la industria que no ‘vende’ violencia?”. Heston en otro discurso habla de las presiones moneterias y de carrera a que están sometidos los actores para conformar a las ‘demandas’ del publico.
Los juegos electorales tan solo sirven para distraer de estos hechos salientes y fundamentales. Entre tanto son los padres, tutores e instructores los que deben guiar a los que vienen en este mundo cada vez mas confuso para ellos, y la instrucción en armas puede hacer una contribución valiosa.
La violencia Urbana en la Argentina
El autor de la presente nota, aclara que, no tiene vínculo con RENAR ni armería o negocio relacionado con las armas. Es instructor de tiro, matricula RENAR B 1648, socio de los Tiros Federales de Cordoba y Rio III, y socio adherente a AICACyP.
A mediados de Abril, tras unas jornadas en el cual el conurbano bonaerense tuvo una ‘ola de violencia’ aparentemente mas dura de la que se ha tenido que soportar ‘habitualmente’ (o bien, llegó mas a la atención de las autoridades) se tomaron las medidas drásticas de utilizar las fuerzas de frontera – Prefectura y Gendarmería – para asistir a las policías Federal y de Provincia. Por supuesto, se cuestionó una vez mas el tema de tenecia, portación y venta de armas – y una vez mas casi ignorando una de las instituciones Argentinas destacable por ser efectiva… y sin similar en el exterior. El Registro Nacional de Armas (RENAR) a veces parece correr el peligro de la “Birome” como invento Argentino olvidado.
Pero vamos por partes. En esta Provincia (Cordoba) uno de los diarios de la ciudad Capital proclamó que “La Provincia Propone que se prohíba la venta de Armas” (resulto después que el título era inexacto, fue un ex-abrupto fuera de contexto, relacionado con el Gobernador Dr Ramon Mestre negando que Córdoba precisaría las fuerzas de Gendarmería para controlar el delito.
En las demás citas, se confundía “portación” que debía prohibirse con “tenencia”. No quedo claro el tema de “venta”…
La portación no autorizada ya esta prohibida y sancionada penalmente. En el número anterior de Legitima Defensa se informó que se ha establecido la pena por portación ilegal de armas de uso civil o de uso civil condicional (de guerra). Y se ha incorporado a la ley administrativa la sanción de arresto por la simple tenencia ilegal de ‘armas de uso civil’ – calibres menores: .22, .25. .32. Los permisos de portacion se extienden bajo condiciones estrictas y limitadas y por un año.
Con respecto a la venta – si alguna vez se refería a la venta lícita, en armerías o entre particulares (pues no tiene sentido ‘prohibir la venta ilícita’) – quizas hubo aquí tambien algun malentendido. De todas maneras conviene recordar el sistema registral de RENAR. Toda arma que se transfiere, por compra venta u obsequio, sea entre particulares o armerías, entra automáticamente en el Registro, si ya no lo está. Esta es una base de datos informatizada que en su momento recibió elogios hasta de la BATF (Oficina en EEUU que regula lo relacionado con armas allí). Quizas entre particulares – quienes no han formalizado oportunamente su registro (y estan en infracción) se realicen trasacciones ‘sin papeles’ pero ninguna armería lo haría sin correr el riesgo de su cierre y de ser procesado por un delito importante (nuevo art. 189 ter del Código Penal).
O sea, la venta legal es la garantía de la integridad del sistema registral. Suprimir las armerías sería alentar un mercado negro (desde ya existente y la fuente de las ‘herramientas’ de los delincuentes) aumentándola a proporciones sumamente peligrosas… ademas de convertir en ‘delincuentes’ a ciudadanos honestos.
Lo mismo sucede con la tenencia. Es imposible hacer transacción alguna sin estar registrado. El RENAR ha sido un organismo en evolución, desde su creación en 1973 hasta ahora… por lo que aun persisten areas desparejas, muchos usuarios tienen sus empadronamientos parciales y las nuevas dispocisiones estblecen plazos para regularizar estas situaciones. Como sea cabe destacar que para poder obtener la credencial de “Legitimo Usuario” (CLU) se debe acreditar:
- Identidad y mayoría de edad: 21 años (por DNI)
- Domicilio real
- Inexistencia de antecedentes judiciales (del Registro de Reincidencia y Estadística Criminal y Carcelaria (por certificado de antecedentes expedido por dicho Organismo)
- Aptitud psíquica y física (por certificado de médico matriculado)
- Acreditar idoneidad en el manejo de armas de fuego (por certificado de idoneidad de tiro expedido por un instructor matriculado)
- Medios lícitos de vida
- Agreguese a éstos datos de identificación como un juego de huellas dactiloscópicas, fotografías, firmas.
- Se debe renovar cada cinco años
- No es una credencial de portación (si permite transportar, sin munición y no en condiciones de acceso para uso imediato, entre destinos)
- La portación es otra credencial, con mas requisitos agregados, valida por un año, por razones de seguridad y defensa personal, que se han de justificar y, fines específicos.
Cualquiera que ha obtenido la “CLU” (Credencial de Legitimo Usuario) tiene algo parecido a un certificado de ‘buen ciudadano’ – de la misma manera por ejemplo, que tener una tarjeta de crédito manifesta cierta ‘integridad comercial’… más exigencias para la mayor parte de las actividades (incluyendo ser en muchos casos, funcionario publico).
No hay evidencia que “Legítimos Usuarios” se inclinen por una carrera delictiva… salvo que sea notable por su brevedad (y estupidez).
“Desarmar” a los Legítimos usuarios sería un ‘desarme unilateral’: o sea es prácticamente aplicable a aquellos que no van a delinquir dejando armados unicmente a los criminales. Supongamos que por un delirio, algun gobierno inhiba del comercio todos los que esten en condiciones de abrir una cuenta bancaria y obtener una tarjeta de crédito. Solo podrían comerciar los estafadores conocidos, las lavanderías de dinero, operadores de mercado negro, ladrones y contrabandistas.
Volviendo a las armas lícitas, su “desarme” por parte de algun gobierno haría de facto de aquel gobierno, conspirador de la delincuencia.
Esto no es el caso en otros países donde se ha procedido a un desarme (Reino Unido y Australia por ejemplo) – donde no hubo un registro. La prohibición cayó parejo sobre todos. Naturalmente los delincuentes se escondieron en el anonimato – y en efecto en ambos países el delito ha aumentado desde su implementación – dicho sea de paso, a gran costo porque se intentó respetar el derecho a la propiedad y dar una remuneración justa por las armas entregadas.
Por último, tambien en Córdoba, se presentó como ejemplo a Japón, como país sin armas y sin delito.
Es cierto que en Japon la violencia con armas de fuego y el homicidio es practicamente insignificante (salvo por los yakuza, el crimen organizado Japonés, y los suicidios que incluyen el asesinato de hijos y otros dependientes – un fenomeno particular de este pueblo, que favorece las armas blancas en general – y recientemente la secta Aun). Lo ha sido desde 1588. Hace cuatro siglos el dictador militar Hidéyosi promulgó la confiscación de todas las armas pues “…la tenencia de implementos inecesarios dificulta el cobro de impuestos y fomenta la subversión…”.
En realidad ya existía restricción bajo los distintos shogun (generales militares). Fue precisamente esto uno de los factores que alento la generalizacion de las “artes marciales” entre la gente común idefensa en un imperio de los shogun feudales altamente militarizado que emprendió la invasión de China y Korea. Los resabios de este regimen continuaron hasta hace poco mas de cincuenta años. De ninguna manera hubo ‘la disminucion de la violencia tras serias restricciones’ en nuestros tiempos.
Como contrapartida se citaría a Suiza con tenecia obligatoria por mas de cinco siglos, y mas recientemente Israel con un régimen parecido: Ambos con indices muy bajos de delincuencia común, armada.
De manera que dentro del contexto de delito urbano y violencia en nuestro país, se deberá sí prestar gran atención a problemas de la minoridad y cuestiones de desamparo social (irónicamente, en el “primer” mundo, la juventud delinque mas per abundancia y aburrimiento mientras que aquí “en vías de lo que sea” pasa con frecuencia por lo opuesto). El régimen carcelario deficiente y más importante quizas, la jerarquización de las fuerzas policiales – no tanto en las tendencias a ‘militarizarlas’ con petrechos y entrenamiento para la ‘guerra urbana’ sino con sueldos dignos y carreras categorizadas, acercarlas a la población civil. Se puede destacar que en el Reino Unido (donde a pesar de los alardes de su ‘desarme’ la población nunca fue muy de armas) la relación ciudadano-policía es de gran confianza, pero ademas la carrera es exigente y el graduado recibe pago acorde.
Bien se dirá – eso es caro y ni hay para los maestros. Continuaremos con la misma situación, por mas que se barajen trucos electorales, hasta que ambos reciban su posición merecida.
Fuente: Pedro J. Knight, articulo de tapa, Diario Legitima Defensa, edición Nº10, Mayo 1999. Impreso en la Ciudad de Buenos Aires.