La palabra Rehén es un derivado de la palabra rahn del árabe, que significa prenda o cambio. Históricamente, se trataba de un intercambio cuando una persona era retenida por alguien como garantía para obligar o exigir a un tercero cumplir una determinada condición.
En similitud con un secuestro extorsivo es que también se trata a la víctima como un bien de cambio, donde la demanda es bien concreta ya que en general se trata de un intercambio de dinero o el intercambio de un prisionero por otro. La demanda es clara y usualmente el secuestrado no guarda una relación afectiva o personal son su captor.
Por una cuestión de representación visual, pareciera que en nuestro vocabulario, la palabra rehén resulta indistinta para mencionar una situación de crisis a un asalto con rehenes. Porque seguramente se nos represente la imagen de una persona que es intimada por otra con algún tipo de arma.
Pero ¿por qué es importante hacer esta diferencia entre rehén y no rehén?
Aun hay confusiones entre situaciones con rehenes y sin rehenes. Y estas confusiones resultan en la elección del tipo de abordaje a implementar, y esto es lo que debe quedar en claro.
Cuando hablamos de Situaciones de Crisis con toma de Rehenes o Asalto con toma de Rehenes estamos remarcando la idea de la comisión de un delito en progreso cuya motivación es el robo y que esta situación es producto de ese delito frustrado y para evitar una confrontación armada con el personal policial, se toman rehenes como escudo humano y para realizar demandas que suelen incluir la fuga.
Por definición, una demanda es una exigencia, un pedido que suele ser de carácter extorsivo. Inicialmente si hablamos de una situación de rehenes, la demanda es demanda de fuga. Esto se traduciría en demanda de despejar la zona de policías, la demanda de un automóvil, y a cambio se propone el no dañar a los rehenes.
Las demandas en este tipo de crisis, son concretas, por complejas que fueren, no suelen ser irracionales o cambiantes.
Las negociaciones se basaran en el intercambio y por sobre todas las cosa se privilegia la vida de los rehenes.
Si se sitia el lugar con premeditación, como en situaciones llevadas a cabo por terroristas, las demandas pueden tener un carácter político, religioso o ideológico. Por ejemplo liberar presos políticos, o intercambiar rehenes, etc.
En dichos casos si bien no se trata de un asalto frustrado, es una situación donde se requiere de una negociación por ambas partes.
Si el lugar de cautiverio no se conoce, tendríamos que referirnos a un secuestro y los aspectos básicos serán la prueba de vida y el regateo.
Posiblemente los captores establecerán una dead line (tiempo límite) para la entrega de sus demandas y se negociara con un familiar cercano emocionalmente al cautivo.
Las situaciones de Crisis donde no hay rehenes sino victima – victimario, también suelen haber demandas pero no siempre son demandas concretas o visibles o de intercambio.
Es un desafío para el negociador desentrañar esas demandas no manifiestas y convertirlas en demandas explicitas. El concepto de las crisis es que es un escenario que se muestra a otro, para dar un mensaje ya que toda conducta conlleva un mensaje (según Watslawickz, en teoría de la Comunicación).
Cuando hablamos de demandas explicitas no necesariamente estamos refiriéndonos a demandas factibles de cumplir o negociables.
El segundo desafío para el negociador es convertir esas demandas en factibles.
Aun en aquellos casos donde la persona en crisis sea un paciente con un trastorno mental, hay que estar atento a cuáles son las demandas aunque sean ridículas o absurdas y tratar de comprender que es lo realmente busca o le teme.
Las situaciones con rehenes y sin rehenes no siempre se presentan en formas “puras”.
Una situación de Crisis en la que inicialmente se ventilaban emociones, y no existía demanda de fuga puede derivar en una demanda de fuga al percibir que se ha cometido un delito y la pena es la cárcel.
Por lo que aparece la demanda de fuga. De igual modo, una situación de crisis con rehenes por un asalto frustrado se transforma en una crisis cuando el captor se deprime y contempla la idea del suicidio o de suicidio en manos de policía (suicide by cop).
- La autora del articulo María de Lujan Echevarría es Licenciada en Psicología (UBA). Docente de la Diplomatura en Suicidologia en Universidad de Flores, CABA y asesora en Crisis del Equipo de negociación en Incidentes Críticos del Grupo Especial de Operaciones Federales (GEOF) de la Policía Federal Argentina.